Fuente: escueladecine.com
Autor: Álvaro Panadero Jiménez
Si bien es cierto que con pocos espacios se pueden hacer grandes películas, tampoco es menos cierto que los paisajes pueden hacer de ellas únicas. Lejos de restarle importancia a los interiores, nuestro interés en este texto, residirá en mostrar las posibilidades que los exteriores tienen en una obra audiovisual.
Y es que, en contadas ocasiones, se obvia el potencial visual, y, por ende, cinematográfico que los paisajes confieren al conjunto. Disertaremos acerca de cómo acertar en dónde establecer la trama de nuestra película y el por qué. Así mismo, y como acostumbramos, veremos distintos ejemplos.
‘Lawrence de Arabia’, de David Lean, 1962, siempre será recordada como la película con trama en un desierto más reconocida de la historia del cine.
Mencionar, que no solo abordaremos aspectos referidos al ámbito del guión, sino que también serán claves a la hora de la preparación logística. Intentaremos también justificar, cómo estas películas resultan además mucho más recordadas y reconocidas, precisamente por la presencia de sus paisajes.
Cinematografía y Geografía
Desde que Robert J. Flaherty realizara, ‘Nanuk, el esquimal’ (1922), probablemente nos encontremos ante uno de los primeros ejemplos en los que el cine y geografía convivieron a la par. Esto incluía ya no solo por parte de Flaherty, un interés en el modo de vida de los esquimales.
Fotograma de ‘Nanuk, el esquimal’ (1922).
Suponía retratar cinematográficamente un paisaje, como fuera en este caso el de la región canadiense de Hudson. Y es aquí, donde cobra peso el artículo de Agustín Gámir Orueta y Carlos Manuel Valdés, ‘Cine y Geografía: Espacio Geográfico, Paisaje y Territorio en las Producciones Cinematográficas’, 2007.
En él, llegan a concebir una serie de vectores que articulan la relación cine-geografía, destacando tres fundamentales:
Los procedimientos: referido al conjunto de técnicos y medios a los que se recurren para la grabación del espacio geográfico. Y cuál ha sido su impacto y repercusión a la hora de representar los paisajes y territorios a lo largo de la historia.
El contexto histórico y social: que resulta inevitablemente objeto de la filmación per sé. En este, también se pueden dar con algunas de las claves definitorias de los paisajes que se abordan.
El impacto en el individuo: evidentemente, con respecto a la representación de la geografía que se constituye en los procesos pertinentes que hemos mencionado con anterioridad.
Por tanto, podemos concluir en este apartado, que los paisajes en cine, poseen una impresión más duradera en la memoria del espectador. A continuación, procederemos a comprobar cómo explotarlos dramáticamente en el apartado escrito y directivo con varios ejemplos.
El personaje oculto
Neil Landau y Matthew Frederick en ‘101 cosas que aprendí en la Escuela de Cine’, 2010, destaca en este apartado que el escenario, ha de ser un personaje:
“Cada escenario tiene atributos únicos (clima, topografía, luz, etc.) que influyen en sus habitantes o que han sido influidos por estos. Dialecto, vestuarios, ideas sobre el espacio personal, sensibilidades estéticas y muchas otras cosas forman parte del escenario.”
En este sentido, el paisaje en una película, debería tender a conferírsele un sentido de personaje oculto. Que, además, por la propia, en ocasiones, pasividad de la naturaleza a la que pertenece, puede desempeñar tres comportamientos bien definidos:
El paisaje-testigo: es en el que se establece el marco narrativo, y en principio, se limita a ser un mero observador del resto de acciones que los personajes desempeñan sobre él. Es una cualidad general de todos los paisajes, pero que en la mayoría de los casos, solo se acusa este rasgo
En ‘Zabriskie Point’, de Michelangelo Antonioni (1970), el Death Valley pasa a ser testigo de una de las más famosas secuencias del film.
El paisaje-aliado: se trata de un paisaje que reporta beneficios a los personajes que habitan en él. O, al menos esa es la intención con la que se quiere mostrar este aspecto.
En ‘Días del cielo’, de Terrence Malick (1978), los campos de trigo de El Granjero (Sam Shepard) son un bien común para todos los de alrededor.
El paisaje-adversario: es propio de los films de género, sobre todo en los de thriller, de terror, aventuras y de supervivencia. Se recalca en exceso este aspecto con el fin de dar a entender, que la circunstancia a la que se enfrentan sus personajes, está condicionada por el paisaje, además de por otros individuos antagónicos.
La jungla vietnamita se convierte en el centro del horror de la guerra y que atormenta a Willard (Martin Sheen) en ‘Apocalypse Now’ (1979).
Debemos también comprender, el por qué situar a un protagonista en un paisaje concreto, o el porqué de su relación con el entorno. En algunos casos, puede ser que el protagonista se sienta atado a ese espacio por un conflicto vital, y en otras, en las que se dé una circunstancia de pez fuera del agua.
Ejemplos de paisajes en cine
El paisaje de la selva húmeda boliviana absorbe al equipo de rodaje de ‘También la lluvia’ (2010), que debe enfrentarse a la tarea titánica de afrontar la grabación e y lidiar con los problemas sociales de los nativos de la zona.
1º/ País en vías de desarrollo – También la lluvia (2010): aunque el paisaje natural propio es la selva húmeda y tropical, también vemos el paisaje urbano, que corresponde a Bolivia, un país en vías de desarrollo.
Iciar Bollaín consigue generar un paralelismo visual entre el rodaje y la circunstancia social de los indios nativos del país. El choque cultural también está servido, donde su protagonista, Costa (Luis Tósar), un productor sin escrúpulos, se verá influido por su experiencia en este entorno.
Los paisajes fractales de las marismas del Guadalquivir en ‘La isla mínima’, aducen metafóricamente a lo enrevesado del caso al que tendrán que enfrentarse sus protagonistas.
2º/ Marismas – La isla mínima (2014): el thriller policíaco siempre intenta poner el mayor número de dificultades a sus protagonistas. En este caso, la época, las gentes del área geográfica donde se produce el detonante y las propias marismas, son barreras a sortear.
Si a ello sumamos las diferencias en los procederes del dúo protagónico de inspectores, Juan Robles (Javier Gutiérrez) y Pedro Suárez (Raúl Arévalo), claros casos de peces fuera de su zona de confort, el resultado eleva el conjunto dramáticamente y visualmente.
El detonante, la investigación y el enfrentamiento se dan en el inmenso paraje de la reserva que da título al film, ‘Wind River’ (2017).
3º/ Reserva de nativos – Wind River (2017): en la ópera prima de Taylor Sheridan, tenemos una clara circunstancia de paisaje-testigo y adversario. Su protagonista, Jane Banner (Elizabeth Olsen), se encuentra en un territorio que desconoce y en el que debe resolver un crimen.
Sheridan puntualiza en el choque cultural, ella es una mujer urbanita, con respecto al carácter de su aliado, Corey Lambert (Jeremy Reener), agente de la reserva. El film se vuelve aún más apasionante por estos elementos que si se hubiera desarrollado en otro marco narrativo diferente.
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